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En una Iglesia que vuelva a ser hogar espiritual, el papa ha de ser pastor antes que autoridad eclesiástica; ha de presidir más en la caridad y menos con la frialdad del derecho canónico; tiene que ser más hermano entre otros hermanos aunque con responsabilidades diferenciadas. Tras el largo invierno eclesial, el papa Francisco recupera la frescura y la fragancia del Evangelio que caracterizaron al «Pobrecillo de Asís», desde el cuidado y la relación fraterna con todos los seres, no por encima, sino al pie de cada ser.
En una Iglesia que vuelva a ser hogar espiritual, el papa ha de ser pastor antes que autoridad eclesiástica; ha de presidir más en la caridad y menos con la frialdad del derecho canónico; tiene que ser más hermano entre otros hermanos aunque con responsabilidades diferenciadas. Tras el largo invierno eclesial, el papa Francisco recupera la frescura y la fragancia del Evangelio que caracterizaron al «Pobrecillo de Asís», desde el cuidado y la relación fraterna con todos los seres, no por encima, sino al pie de cada ser.
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FormatoImpreso
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EstadoNuevo
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Isbn978-84-9879-474-8
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Peso0.18 kg.
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Tamaño15 x 23 cm.
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Número de páginas120
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Año de edición2013
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Edición1
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EncuadernaciónRústica
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ReferenciaTRC10267
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Colección
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Código de barras9788498794748