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La implosión del socialismo de Estado y la confirmación del mercado como un mecanismo necesario para la prosperidad económica contribuyeron a extender la idea de que el capitalismo era la única opción razonable para organizar la vida productiva de cualquier sociedad. Parecía que la humanidad había llegado al -fin de la historia- de los sistemas económicos. Al mismo tiempo, las más acreditadas teorías de la justicia de las últimas décadas nos permiten confirmar la intuición central del pensamiento socialista desde sus orígenes: el capitalismo no es capaz de satisfacer de manera suficiente los más básicos e innegociables principios de la justicia social.
La implosión del socialismo de Estado y la confirmación del mercado como un mecanismo necesario para la prosperidad económica contribuyeron a extender la idea de que el capitalismo era la única opción razonable para organizar la vida productiva de cualquier sociedad. Parecía que la humanidad había llegado al -fin de la historia- de los sistemas económicos. Al mismo tiempo, las más acreditadas teorías de la justicia de las últimas décadas nos permiten confirmar la intuición central del pensamiento socialista desde sus orígenes: el capitalismo no es capaz de satisfacer de manera suficiente los más básicos e innegociables principios de la justicia social.
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FormatoImpreso
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EstadoNuevo
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Isbn978-84-9888-212-4
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Peso0.81 kg.
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Tamaño16 x 24 cm.
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Número de páginas542
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Año de edición2012
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Edición1
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EncuadernaciónRústica
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ReferenciaICA10319
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Colección
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Código de barras9788498882124