Los detalles de Carlo Scarpa representan la búsqueda de la esencia
creativa. La tendencia hacia la abstracción, en la arquitectura de la
primera mitad del siglo XX, parecía haber condenado el concepto de
ornamento. Sin embargo, Scarpa requiere su presencia ante la
necesidad de llenar el vacío sensorial de la ortodoxia moderna.
Una elegante sencillez se manifiesta a través del detalle sofisticado,
contribuyendo a la estimulación de los sentidos. El resultado es una
arquitectura emotiva y sensorial. Una composición equilibrada de
relaciones entre los elementos que configuran el espacio.
El detalle se convierte así en ornamento, radical en cuanto a su
abstracción e ineludible en cuanto a su aportación compositiva, que
enriquece el contenido simbólico de la arquitectura. Pero se trata de
un ornamento abstracto y no figurativo, concebido como solución
refinada de encuentros, no como mera decoración y que usa los
materiales como elementos de su léxico arquitectónico en un
proceso creativo vinculado al arte.