-Dar una vuelta-, detenerse en alguna tienda -delicatessen- con productos aptos para los más exigentes gourmets, -tomar algo- antes de sentarnos en la mesa del restaurante indicado, salir de -tiendas- y, a ser posible, visitar los -lugares más especiales- y característicos de la ciudad son los deseos de cualquier visitante (o habitante) de Barcelona, una de las ciudades europeas con mayor y más exigente oferta turística. Dando una vuelta uno puede percibir buena parte de los argumentos que avalan la información anterior: su equilibrada arquitectura, la sutil intervención de la mano del artista a través de la escultura pública, o la rica oferta cultural de sus espacios museísticos.