El segundo volumen de los Epistolarios recoge todas las cartas de Joaquín Sorolla (1863-1923) a su mujer, Clotilde García, escritas entre 1912 y 1919, que se conservan en el Museo Sorolla; una etapa en la que continúa creciendo como hombre y como pintor, pues llevó al límite el postulado de lo que él creía que debía ser su pintura: el reflejo de su apasionada y sentida visión de la naturaleza. A su amor desmedido por el trabajo y por su familia es al que debemos muchos de los hermosos cuadros que hoy podemos contemplar y los numerosos y apasionados testimonios escritos a su mujer en sus momentos de soledad.