La educación del arquitecto no puede ir por un lado y el mundo por el otro. Es necesario hacer concordantes sus circunstancias, propósitos y visiones para intentar un mejoramiento de los procesos educativos que contribuyan a la construcción de la sociedad y a la cultura del presente y del mañana. Los nuevos contextos locales y mundiales presentan un escenario muy diferente al de hace unas décadas, lo que exige construir modos y estilos educativos acordes con los retos que enfrentan las profesiones, como es el caso de la arquitectura.
Un punto de partida preliminar consiste en reconocer humildemente que el arquitecto de hoy se ha sumergido en un monólogo discursivo que lo ha aislado de la mayoría de las disciplinas con las cuales le es forzoso trabajar. Este aislamiento se refleja en su dificultad manifiesta para resolver adecuadamente ciertos problemas del hábitat construido en una sociedad caracterizada por grandes y acelerados cambios demográficos, económicos, ambientales, políticos y culturales, que no dejan de sorprender y afectar.
No es otra, entonces, la intención que acompaña al presente trabajo: compartir con los colegas de oficio docente, con los estudiantes y con otros lectores interesados en el tema, para despertar un interés sobre asuntos que nos son comunes y sobre los que nunca debemos dejar de dialogar y debatir.