De modo creciente, empresas, administradores e individuos tienen a su disposición una enorme cantidad de datos, que se procesan y transmiten en un volumen y a una velocidad insólitos hasta hace poco. Es lo que se conoce como Big Data. Gracias al -Internet de las cosas- cualquier objeto puede enviar datos sobre nuestra vida cotidiana a la Red: así, no solo el teléfono es smart, también se empieza a aplicar en hogares y ciudades. El aprovechamiento eficaz de estos recursos depende en gran medida de nuestra capacidad para analizar estos datos y en la capacidad de comunicación e interacción con la que podamos dotar a los objetos conectados a la Red.