Las viejas columnas de nuestra cultura jurídica han sufrido enormemente a lo largo de los siglos. Pero, aunque parezcan débiles y carcomidas, caídas y vencidas, no debemos equivocarnos: siguen sosteniendo con firmeza el Templo de nuestros ordenamientos jurídicos. ¿Qué ha significado para la cultura jurídica occidental la enorme mutación que ha generado la Era Digital? ¿Cómo se debe adaptar nuestra cultura jurídica a este mundo nuevo sin perder ninguna de sus conquistas, ninguna de sus victorias sobre la iniquidad, o el oprobio? Este libro pretende responder a una pregunta tan trascendental como ésta, y lo hace de la mano de especialistas que reflexionan acerca de la responsabilidad de la inteligencia digital ante los daños producidos, o su uso en la jurisprudencia; o sobre la configuración de la propiedad intelectual en marco digital de relaciones; o sobre los nuevos (o viejos) tipos delictivos en el contexto de internet; o sobre los cambios en la idea de autoridad generados por el actual orden en las comunicaciones… Las respuestas de este libro pretenden que no nos extraviemos, que mantengamos los principios jurídicos culturales de la modernidad occidental y su inteligencia, para seguir siendo libres en el mundo nuevo en el que ya nos encontramos.