Quien escudriñe las páginas del libro del profesor Mazzuoli, quedará atrapado con su exposición, tanto de ideas propias como de ajenas. De hecho, el manejo de sus fuentes en varios idiomas: italiano, francés, alemán, inglés, español y portugués, no nos deja duda de la exhaustividad de sus fuentes. Tenemos mucho que aprender de los juristas brasileños, pues la academia brasileña ha forjado una cantidad grande de escuelas y juristas que son de provecho.