En su presente trabajo, Konrad Ratz, investiga a los personajes que educaron al joven príncipe, convirtiéndole en un pensador político liberal, pero no en un político auténtico. Estudia al cuñado, severamente crítico de Maximiliano, el futuro Rey belga Leopoldo II, la vida de su médico y confidente Samuel Basch, la del “ominoso” padre Agustín Fischer, que por poco fue arquitecto de un concordato con Roma, y al botánico Knechtel, ayudante en los sueños imperiales de jardinería.