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Carta a un religioso (2ª ed)

Carta a un religioso (2ª ed)

  • Año de edición 2011
COP $ 71.000
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«Cuando leo el catecismo del concilio de Trento, me da la impresión de que no tengo nada en común con la religión que en él se expone. Cuando leo el Nuevo Testamento, los místicos, la liturgia, cuando veo celebrar misa, siento con alguna forma de certeza que esa fe es la mía o, más exactamente, que sería la mía sin la distancia que entre ella y yo pone mi imperfección...» Así comienza la carta que, dirigida al dominico Jean Couturier, empezó a redactar Simone Weil en septiembre de 1942. Todavía hoy, entrados en un nuevo siglo, esa carta sigue teniendo un valor excepcional.


«Cuando leo el catecismo del concilio de Trento, me da la impresión de que no tengo nada en común con la religión que en él se expone. Cuando leo el Nuevo Testamento, los místicos, la liturgia, cuando veo celebrar misa, siento con alguna forma de certeza que esa fe es la mía o, más exactamente, que sería la mía sin la distancia que entre ella y yo pone mi imperfección...» Así comienza la carta que, dirigida al dominico Jean Couturier, empezó a redactar Simone Weil en septiembre de 1942. Todavía hoy, entrados en un nuevo siglo, esa carta sigue teniendo un valor excepcional.
  • Formato
    Impreso
  • Estado
    Nuevo
  • Isbn
    978-84-9879-239-3
  • Peso
    0.08 kg.
  • Tamaño
    12 x 20 cm.
  • Número de páginas
    70
  • Año de edición
    2011
  • Edición
    2
  • Encuadernación
    Rústica
  • Referencia
    TRC20183
  • Colección
  • Código de barras
    9788498792393
Simone Weil

Simone Weil

Autor

Nacida en París en 1909, en el seno de una familia agnóstica de procedencia judía, asiste al liceo Henri IV donde tiene como profesor de filosofía a Alain. Tras pasar por la Escuela Normal Superior, enseñará filosofía en liceos femeninos de provincias, hasta que sus dolores de cabeza crónicos la obliguen a abandonar las tareas docentes. Vinculada a grupos pacifistas y al sindicalismo revolucionario, a finales de 1934 deja por un tiempo la enseñanza para trabajar en distintas fábricas. Llevada por esta necesidad interior de exponerse a la realidad, asumirá a lo largo de su vida distintos trabajos manuales y participará brevemente en la guerra civil española, en la columna Durruti. Entre 1935 y 1938 tienen lugar sus sucesivos encuentros con el cristianismo, que la hacen cruzar un umbral, aunque sin cambiar el sentido de su vocación. Con la ocupación alemana, abandona París acompañando a sus padres, primero con destino a Marsella y luego a Nueva York. En contra de su deseo de volver a Francia para participar en la Resistencia, es destinada a labores burocráticas por los servicios de la Francia Libre. Consumida por la pena y por una anorexia voluntaria, muere en 1943 en el sanatorio de Ashford, cerca de Londres.