Se suele presentar a la Unión Europea como la realización perfecta de la idea de una Europa de los pueblos y la libertad. El presente ensayo desmonta este modo común de entender la realidad. En efecto, un análisis cuidadoso y sin condicionamientos ideológicos revela que en Europa se ha producido una -revolución pasiva- (Gramsci) con la que los dominantes, a partir de 1989, han estabilizado la relación de fuerza capitalista, y lo han hecho eliminando la potencia que todavía, en parte, se les oponía: el estado nacional soberano, con su preponderancia de la política sobre la economía y sus derechos sociales garantizados.