En las tres décadas anteriores a la crisis financiera en el 2007, el papel financiero de las familias ha sido fundamental. Los hogares han sido los principales demandantes de crédito con un crecimiento de éste muy superior al de las empresas no financieras. En este sentido, también las unidades familiares se han convertido en los principales accionistas, aunque la mayor parte de la propiedad ha sido indirecta a través, sobre todo, de la gestión profesional. Las pautas de comportamiento de los gestores profesionales ha adquirido una importancia extraordinaria. Antes de los ochenta sus clientes eran las familias acaudaladas; ahora, son los ahorradores de la clase media. (Presentación)