Desde la antigüedad grecorromana y como mínimo hasta la Ilustración, los testimonios escritos e iconográficos ponen de manifiesto que las niñas no han sido consideradas agentes con voluntad propia, sino sujetos pasivos que deben aceptar una realidad que les viene dada. De ellas se esperaba solamente un proyecto de vida acorde con los roles de género que tenían que asumir en la edad adulta. Esta obra colectiva abarca una amplia cronología e incluye ensayos de disciplinas del ámbito de las humanidades, de las ciencias sociales y de la salud, configurando un tejido de miradas distintas y entrecruzadas sobre la infancia y las niñas que cuestiona muchas de las ideas recurrentes sobre ellas.