El impulso inicial necesario para que la Unesco creara el programa de Memoria del Mundo en 1992, fue la toma de conciencia sobre el lamentable estado de conservación del patrimonio documental y el deficiente acceso a éste en distintas partes del mundo. Los enfrentamientos bélicos, disturbios sociales y la falta de recursos han agravado los problemas. Distinta suerte han tenido importantes colecciones en todo el mundo, desde saqueo, dispersión, comercio ilícito, destrucción, hasta almacenamiento y financiación inadecuados. Gran parte del patrimonio documental ha desaparecido y otra parte importante está en peligro.