En una sociedad en que la polarización y la demonización aumentan, les corresponde a los medios un papel fundamental, porque ellos pueden reforzar o cuestionar esa polarización. Esta obra sugiere que deberíamos pensar en los medios globales como una polis de los medios, un único espacio de comunicación política y social en el cual se pueden echar los cimientos de las relaciones con los vecinos y los extranjeros, o, por el contrario, derribarlos.