En la actualidad, cerca de la mitad de la población mundial es o convive en sociedades campesinas y su desaparición no parece tan evidente ante los obstáculos que han encontrado estos países para imitar el modelo de industrialización de los países ricos o del norte. Además, el surgimiento de un nuevo brote de movimientos campesinos e indígenas que luchan por el acceso a la tierra, la reforma agraria, el control del proceso productivo, la defensa de derechos comunitarios o la autonomía política, invita a preguntarse por las causas de su pervivencia más que por las de su desaparición.