La región cafetera de Colombia es reconocida por la blancura de piel de sus habitantes, quienes han sido con frecuencia descritos como miembros de familias respetables y emprendedoras, que sometieron una frontera salvaje y plantaron cafetales en las selváticas laderas de Los Andes. No obstante, algunos habitantes locales cuentan una historia diferente: una de inmigrantes blancos que usurparon las tierras de las comunidades indígenas, mestizas y negras. Desde la perspectiva de Riosucio, un pueblo multirracial de la región, la autora revela la naturaleza fortuita y disputada de las aculturadas identidades regionales de Colombia.