La ciudad postmoderna es la ciudad, o la anti-ciudad, del neoliberalismo económico, de la urbanización especulativa, de la sociedad atomizada, de la cultura individualista, de la política local débil y del capitalismo financiero fuerte. El discurso correcto que se repite en planes y documentos programáticos, en los medios de comunicación y en declaraciones gubernamentales, en resoluciones de congresos y en encuentros profesionales es utópico en unos casos y cínico en otros. La “ecuación imposible” es compatibilizar competitividad económica, cohesión social, sostenibilidad ambiental, gobiernos democráticos y participación ciudadana.