Entre 1980 y 2008 los ingresos del 90% de los estadounidenses crecieron un mísero 1%, mientras que los de los grandes multimillonarios (el 0,01% de la población) crecían un 403%. Una sociedad descompensada en la parte superior de la pirámide puede parecer un paraíso de la movilidad ascendente, pero en realidad se parece más a un cementerio de sueños rotos para todos excepto para unos pocos afortunados. Un sistema que amenaza seriamente nuestra calidad de vida y, en definitiva, el funcionamiento mismo del estado de derecho.