Europa ha vivido en los últimos treinta años un periodo de elevado crecimiento económico y estabilidad que ha impulsado el progreso y la cohesión social hasta unos niveles sin precedentes en su historia. En este periodo, los países europeos se apoyaron en un modelo de crecimiento basado en la competitividad y el conocimiento, dotado, además, de una amplia protección social. El interés del debate sobre el futuro de Europa condujo a la Fundación Rafael del Pino a promover un análisis profundo sobre la vigencia, sostenibilidad y eficacia del modelo económico y social europeo.