Este libro sostiene una interpretación nueva de la historia de Vizcaya. Una comunidad de hidalgos, que entró en la Edad Moderna al organizarse con el Fuero de 1452 el Señorío de Vizcaya, iniciaría una trayectoria singular en el Reino de Castilla. En 1526, con la Monarquía hispánica del emperador Carlos V, la reforma del Fuero supuso la consagración de la hidalguía universal para sus habitantes. Esa particularidad jurídica, social y económica, que será una excepción en Europa, condicionará políticamente la existencia del Señorío durante los tres siglos de este relato.