La publicación de esta obra dio a conocer la existencia del Instituto Lóczy de Budapest, una casa de maternidad muy especial donde se quería demostrar que la crianza y la educación de niños muy pequeños privados de familia no solo es posible en colectividad sino que puede lograr resultados satisfactorios en cuanto se refiere al crecimiento personal del ser humano. La pedagogía que inspiraba a la pediatra Emmi Pikler seguía caminos diferentes a los habituales hasta entonces. La autonomía de movimientos del bebé y la relación afectiva privilegiada constituyen la clave del éxito de su método de atención personal.