Perder no nos gusta. Nos cuesta mucho admitir que tendremos que aceptar pérdidas y duelos a lo largo de la vida. Sin embargo, es necesario reconocer que las pérdidas forman parte de nuestra existencia y que la educación de pequeños y mayores tiene como uno de sus primeros objetivos aprender a transformar las pérdidas inevitables en algo valioso y en fuente de valores éticos. La ausencia de un ser querido es la pérdida más difícil de aceptar. Y también habrá otras que nos -esperen- en el horizonte de nuestra existencia. La autora nos plantea algunas preguntas clave acerca de la variedad de pérdidas y duelos que aparecen en nuestra vida.