La obediencia es uno de los máximos enigmas que nos acompañan desde el inicio de los tiempos, si no es que el máximo problema del pensamiento político hasta nuestros. -Por qué obedecer? -Por qué tener que asumir nuestra impotencia frente a los otros? Étienne de la Boétie da una respuesta simple e insoportable: se obedece por placer. Por su parte, David Hume derrumba el famoso contrato social para poner en su lugar la incapacidad que la mayoría padece frente a la fuerza de algunos: éste es el verdadero fundamento de las sociedades políticas. Por lo tanto el contrato social no es más que un eufemismo para velar el secreto deseo de los hombres por servir.