En una época en la que las tradicionales potencias históricas (poesía, religión y filosofía) se han convertido en meros espectáculos culturales, la única tarea que parece conservar seriedad es la gestión integral de la vida biológica: -genoma, economía global e ideología humanitaria son las tres caras solidarias de un mismo proceso por el cual la humanidad posthistórica parece asumir su fisiología como último e impolítico mandato-. Sobre las huellas de Heidegger, Benjamin y Bataille, Agamben continúa la reflexión de sus libros anteriores acerca del concepto de vida, y se interroga sobre el umbral crítico que produce lo humano, que distingue y aproxima la humanidad y la animalidad del hombre.