Escribir sobre una institución como la Universidad del Rosario, significa recordar su pasado, mirar su presente y soñar con su futuro. En mi paso por la Rectoría de la institución, como por otros cargos, incluso durante mi vida como estudiante del claustro rosarista, he podido ser protagonista de primera línea del día a día de la Universidad y debo confesar que siempre es motivo de sorpresa y alegría. A lo largo de este recorrido personal y a la vez institucional, existe un punto que considero de especial relevancia y significado. Me refiero a la importancia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en la vida de Colombia. El Rosario, en su larga existencia -cumple 360 años este 2013-, es pieza fundamental para comprender un sinnúmero de sucesos de la historia nacional, pero, a la vez, es una institución que no deja de pensar en el futuro de la nación desde su lugar privilegiado como centro de formación y pensamiento. La vocación de servicio de nuestra universidad cuenta con sus lineamientos en la voz del fundador, el arzobispo de Bogotá fray Cristóbal de Torres.