Esta revista registra una de las múltiples violencias que padece nuetro país: la violencia política, que tiene un efecto tan perturbador como dinamizador de otras, que a su amparo y con similares prácticas se desarrollan. La noche y la niebla se han convertido en símbolo del terror y la impunidad que acompañan las más graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario en Colombia, cometidas por el Estado, grupos paramilitares, y grupos guerrilleros. Noche y niebla evoca las engañosas apariencias de una guerra que profundiza el terror. Seres misteriosos que amparados en la penumbra favorecen el miedo a través de ejecuciones extrajudiciales.