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Sólo hechos

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  • Año de edición 2016
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«In this life, we want nothing but Facts, sir; nothing but Facts!», proclama Thomas Gradgrind en las primeras líneas de Tiempos difíciles. Es el anhelo de todos los entes de ficción, llegar a ser reales. Venderían ellos su primogenitura, el sentido que rige sus vidas en tanto que entes de ficción, con tal de vivir la nuestra, imprevisible siempre y a menudo errática y confusa. Al revés de lo que le sucedió a Augusto Pérez, protagonista de Niebla, que viajó hasta Salamanca para implorar clemencia a su creador, Miguel de Unamuno, que había pensado dejarlo morir, el que lleva la batuta de estas páginas (que no su protagonista, ya que protagonista aquí sólo es la vida, la música de la vida) suele presentarse de vez en cuando en la calle Conde de Xiquena, en casa de su autor, Andrés Trapiello, cuando advierte que la fe de este en la literatura renquea, para decirle, en primer lugar, que ni se le ocurra hacerle real, ya que gracias a ser pura ficción ha podido contar cuanto ha querido sin graves consecuencias y ha gozado de una libertad e impunidad tales que para sí las quisieran los seres de carne y hueso, incluido el propio AT.; y en segundo lugar, que pasar de inmortal a mortal es, como suele decirse, hacer un pan como unas tortas. Gracias a su estatuto novelesco, ese ser ficticio ha entrado en todas partes, porque es poco menos que invisible, y ha comprobado que al cabo de un tiempo nadie recuerda lo que dijo o no, y los que lo recuerdan acaban atribuyéndoselo a un ser mitológico. Y si acaso por alguna de las cosas que vio o dijo han querido represaliarle, lo han hecho precisamente en la persona de AT., para regocijo y guasa de su doble, por usar la terminología con que Miriam Moreno llamó a la M. que circula también por estas páginas.


«In this life, we want nothing but Facts, sir; nothing but Facts!», proclama Thomas Gradgrind en las primeras líneas de Tiempos difíciles. Es el anhelo de todos los entes de ficción, llegar a ser reales. Venderían ellos su primogenitura, el sentido que rige sus vidas en tanto que entes de ficción, con tal de vivir la nuestra, imprevisible siempre y a menudo errática y confusa. Al revés de lo que le sucedió a Augusto Pérez, protagonista de Niebla, que viajó hasta Salamanca para implorar clemencia a su creador, Miguel de Unamuno, que había pensado dejarlo morir, el que lleva la batuta de estas páginas (que no su protagonista, ya que protagonista aquí sólo es la vida, la música de la vida) suele presentarse de vez en cuando en la calle Conde de Xiquena, en casa de su autor, Andrés Trapiello, cuando advierte que la fe de este en la literatura renquea, para decirle, en primer lugar, que ni se le ocurra hacerle real, ya que gracias a ser pura ficción ha podido contar cuanto ha querido sin graves consecuencias y ha gozado de una libertad e impunidad tales que para sí las quisieran los seres de carne y hueso, incluido el propio AT.; y en segundo lugar, que pasar de inmortal a mortal es, como suele decirse, hacer un pan como unas tortas. Gracias a su estatuto novelesco, ese ser ficticio ha entrado en todas partes, porque es poco menos que invisible, y ha comprobado que al cabo de un tiempo nadie recuerda lo que dijo o no, y los que lo recuerdan acaban atribuyéndoselo a un ser mitológico. Y si acaso por alguna de las cosas que vio o dijo han querido represaliarle, lo han hecho precisamente en la persona de AT., para regocijo y guasa de su doble, por usar la terminología con que Miriam Moreno llamó a la M. que circula también por estas páginas.
  • Formato
    Impreso
  • Estado
    Nuevo
  • Isbn
    978-84-16906-00-0
  • Peso
    0.66 kg.
  • Tamaño
    14 x 23 cm.
  • Número de páginas
    456
  • Año de edición
    2016
  • Edición
    1
  • Encuadernación
    Rústica
  • Referencia
    PRC10054
  • Colección
  • Código de barras
    9788416906000