Las voces abandonadas de Porchia. Doblemente abandonadas, porque la editorial que lo publicó no se decidió nunca a restituirlas al corpus de su obra, ni siquiera después de la muerte del autor. Y triplemente abandonadas, ya que algunas resignaron su existencia en las variantes adoptadas y publicadas después. Como el autor escribió en la solapa de un libro de poesía: "En estos poemas cualquier palabra podría ser la última, hasta la primera. Y sin embargo, lo último sigue". Es para tratar de penetrar un poco más en la aventura de la corrección, las alternativas, la elección, las marchas y contramarchas del difícil itinerario del "texto justo", sin dirección definitiva ni punto final, sin la respuesta a tantas preguntas que la expresión plantea, que hoy rescatamos estas Voces abandondas. Aunque su tierra natal fue Italia, Antonio Porchia (1885-1968) vivió desde los 17 años en Argentina. A lo largo de las décadas, su profunda experiencia humana se fue decantando en breves sentencias a las que llamó voces. Cuando por fin se decidió a publicar una selección de ellas en 1943, los primeros lectores atentos recibieron ese más allá, primero con sorpresa, luego con veneración; muchos de ellos copiaron a mano las voces y comenzaron a hacerlas circular. De mano en mano, de corazón a corazón, se inició así un árbol, un ramaje sanguíneo que hoy cubre al mundo entero. Resulta imposible enumerar cada transmisión silenciosa de las voces, cada vida que ellas han cambiado, cada destino que han expuesto, cada conciencia que han lanzado al infinito. Debido a diversas circunstancias, la obra de Porchia quedó dispersa en varias partes. Hoy se publican por vez primera en España y Argentina todas esas partes reintegradas en un solo volumen. Voces reunidas (Pre-Textos, 2006) es, hasta el momento, el mayor acercamiento a las obras completas de Antonio Porchia.