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Tres guineas

Tres guineas

  • Año de edición 2020
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Hacer a un lado todas las preocupaciones y estudios terrenales y delegarlos a otra persona constituye una motivación muy atractiva para algunos; pues indudablemente hay quienes quieren retirarse y estudiar, como demuestran la teología con sus refinamientos y la erudición con sus sutilezas; para otros, es cierto, esa motivación es una motivación pobre, mezquina, el motivo de la separación entre la Iglesia y el pueblo, entre la literatura y el pueblo, entre el marido y la mujer, y que ha desempeñado un papel importante en sacar de quicio a la totalidad de la Commonwealth. Pero cualesquiera sean las motivaciones fuertes e inconscientes que subyacen a la exclusión de las mujeres del sacerdocio -y es evidente que aquí no vamos a enumerarlas, mucho menos escarbar hasta sus raíces-, la hija del hombre instruido puede confirmar, a partir de su experiencia, que “es común, e incluso frecuente, que dichas concepciones sobrevivan en el adulto a pesar de la irracionalidad que las caracteriza y traicionen su presencia debajo del nivel del pensamiento consciente a causa la fuerza de los sentimientos que despiertan”.

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Hacer a un lado todas las preocupaciones y estudios terrenales y delegarlos a otra persona constituye una motivación muy atractiva para algunos; pues indudablemente hay quienes quieren retirarse y estudiar, como demuestran la teología con sus refinamientos y la erudición con sus sutilezas; para otros, es cierto, esa motivación es una motivación pobre, mezquina, el motivo de la separación entre la Iglesia y el pueblo, entre la literatura y el pueblo, entre el marido y la mujer, y que ha desempeñado un papel importante en sacar de quicio a la totalidad de la Commonwealth. Pero cualesquiera sean las motivaciones fuertes e inconscientes que subyacen a la exclusión de las mujeres del sacerdocio -y es evidente que aquí no vamos a enumerarlas, mucho menos escarbar hasta sus raíces-, la hija del hombre instruido puede confirmar, a partir de su experiencia, que “es común, e incluso frecuente, que dichas concepciones sobrevivan en el adulto a pesar de la irracionalidad que las caracteriza y traicionen su presencia debajo del nivel del pensamiento consciente a causa la fuerza de los sentimientos que despiertan”.
  • Formato
    Impreso
  • Estado
    Nuevo
  • Isbn
    978-987-8413-05-1
  • Peso
    0.29 kg.
  • Tamaño
    15 x 23 cm.
  • Número de páginas
    216
  • Año de edición
    2020
  • Edición
    2
  • Encuadernación
    Rústica
  • Referencia
    GOT10089
  • Colección
  • Código de barras
    9789878413051
Virginia Woolf

Virginia Woolf

Autor

(Adeline Virginia Stephen) nació en Londres en 1882, hija del escritor Sir Leslie Stephen y Julia Prinsep Jackson. Sir Leslie estaba emparentado con William Thackeray, y frecuentaban su casa escritores como Henry James (cuya influencia en Virginia Woolf es notoria), Alfred Tennyson o Thomas Hardy.
Julia era de una belleza extraordinaria, por lo que fue modelo de los pintores prerrafelitas, entre ellos Edward Burne Jones. La muerte repentina de su madre, acontecida cuando Virginia sólo tenía 13 años, fue la causa de su primera depresión. A ella se sumaron otras a lo largo de su vida, además de padecer un trastorno bipolar. Una situación tal vez derivada de los abusos sexuales que al parecer padeció llevados a cabo por sus hermanastros.
Tras la muerte de su padre, Virginia se trasladó con su hermana Vanessa al barrio de Blooms­bury, donde frecuentó a los miembros del conocido grupo y a otros intelectuales: Lytton Stra­chey, Keynes, Wittgenstein, Bertrand Russell, Gerald Brenan, Dora Carrington y Leonard Woolf entre ellos. En 1912 se casó con Leonard Woolf, y con él fundó la famosa editorial Hogarth Press, en la que además de publicarse las obras de Virginia, aparecieron libros importantes de Sigmund Freud, T. S. Eliot o Katherine Mansfield. En 1922 Virginia conoció a Vita Sackville-West, con la que estableció una relación sentimental que duró varios años, sin que por ello se resintiera la que mantenía con Leonard. De hecho, Orlando, una de las mejores novelas de Virginia estaba dedicada a Vita.

El 28 de marzo de 1941 Virginia se suicidó. Llenó de piedras los bolsillos de su abrigo, y se sumergió en el río Ouse.