El espanto seguro, título que rinde homenaje a un conocido verso de Rubén Darío, junta en una visión más rica y abarcadora los dos enfoque fundamentales de la poesía de Cruz hasta la fecha. Por un lado, aquellos poemas donde los seres y las cosas aparentan ser lo que no son o aparecen desubicados de la función que cumplían, como remanentes en desuso por el paso del tiempo. Y por el otro, los poemas que abordan la realidad de la muerte desde la mera descripción de los hechos, con seca y casi naturalista brevedad, de modo que en lo no dicho queden flotando la impotencia y la perplejidad humanas.