Nací en Cali, Colombia, 1955; me naturalice mexicano en 2005 y vivo en la Ciudad de México desde 1982. No fui al kinder y sufro de ambliopía, lo que explica mis deficiencias en motricidad fina y mi torpeza. La hipermetropía me obligó a usar desde niño gafas, que abandoné al darme cuenta de que no servían para nada, y por algo de vanidad, debo confesarlo; pero tuve que retomarlas cuando la caída del cabello y la presbicia me hicieron aceptar que el tiempo sí existe, o al menos hay algo así llamado que se refleja en el cuerpo, la memoria y el alma. De todas maneras, con gafas o sin gafas, tengo una mirada extraña… En mi refugio en La Región más Transparente del Aire he seguido leyendo, estudiando, disfrutando y compartiendo letras, imágenes visuales y sonoras, corazones y vidas; concluí en la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, la Maestría en Letras Hispánicas con la tesis El cuento infantil mexicano, y no he podido decidirme a terminar de una vez por todas mi tesis de doctorado Álvaro Mutis y Magroll el Gaviero: un eterno navegar entre dos mundos... Cursé la primaria entre Bogotá, Palmira y Cali, donde la terminé en la Escuela República de México... No pude graduarme de bachiller en el célebre Santa Librada College porque fui expulsado por meterme a protestar contra ciertas arbitrariedades -las mismas de siempre- que ya no recuerdo puntualmente (el tiempo...), en el contexto del Movimiento Estudiantil del 68-72. Desde que leí un Quijote para niños, a los doce años, tomé conciencia de que sueño con la Edad de Oro, una utopía que con toda seguridad no alcanzaré a ver realizada, pero que ilumina a diario mi caminar. Terminé la licenciatura en la Universidad Santiago de Cali, en cuyos pasillos, salones, patio y alrededores se gestaron las amistades que le dan forma y calor a mi existencia, a mis sueños y mis oficios (aprendiz de maestro, escritor, editor, promotor cultural y amante de las letras y las artes).