Estaba terminando mi biografía sobre Alfred Russel Wallance, cuando alguien llamó a la puerta de mi casa. Dije eso de : -Enséñame la patita por debajo de la puerta-. Pero no apareció ninguna patita. Una a una se fueron colando las páginas de este libro. Una a una fueron desfilando por debajo de mi puerta. Primero, la -a-; después, la -b-; luego, la -c-…; qué ordenadas elllas. Las iba leyendo conforme aparecían (…) Tenía que terminar mi biografía, y no disponía de mucho más tiempo para seguir allí. Pero estaba obsesionado con aquellas breves composiciones ilustradas de forma tan espléndida. Un diálogo perfecto entre texto e ilustración. (Daniel Nesquens)