En ese libro se aborda el problema del lenguaje y la identidad literaria en relación con la inestabilidad del yo y sus cauces expresivos, desde los desdoblamientos y las poéticas de la pesadilla hasta las formulaciones espaciales del sujeto en autores como Hölderlin, Baudelaire, Rimbaud, Dostoievski o Kafka, entre otros. La defensa de la enfermedad como génesis y metáfora de una nueva literatura es característica de la poética moderna. Los principios estéticos de novedad y ruptura respecto de la tradición clásica tienden a asociar el genio creativo y libre con el auténtico artista, enfermo y rebelde, cuya grandeza espiritual dependería claramente del desorden físico o mental.