Víctor es un muchacho que se apronta a abandonar su pueblo para ocupar un trabajo que lo mantendrá alejado de las que han sido su madre y su hermana adoptiva. Camina varios días por bosques y montañas para llegar donde un desconocido tío de quien no tiene las mejores referencias. Al cabo de un largo viaje llega a la isla en donde reside el tío y se encuentra con un ser huraño. Allí, Víctor se dedica a inventarse los días, pero al pasar el tiempo comienza a descubrir que su tío no era como él creía. Stifter intenta revelar en este relato la relación entre el individuo y el todo, la posibilidad de establecer un orden entre ambos extremos y el fundamento en el que dicho orden pudiera basarse.