Esta obra se presenta como el tercer y último volumen de una obra total, La Divina Revelación, que el autor ha venido construyendo desde el inicio de su escritura literaria en 1999. [y punto], cuyo subtítulo secreto es «La Resurrección de la Muerte», continúa este viaje sobre lo que significa la conclusión como autor y obra, es decir, el fin de la biografía, de los lugares reales y mentales, y del poema. Bien podría leerse como un libro nacional de los muertos, en su delirio y ternura, en lo sagrado y herido de su lenguaje; el punto final, cuando vivir o morir no tiene absolutamente ni el más mínimo sentido y toda revelación no es más que una sola gran trágica comedia.