-Borges se soñaba a sí mismo y de allí emanaba el niño nacido en Buenos Aires, que descubría en la biblioteca de libros ingleses de su padre el mundo mismo y caminaba por los arrabales de su ciudad, donde las calles se volvían campo, y el coraje marginal de los orilleros daba razón de ser a los cuchillos que llevaban bajo el brazo. (...) El joven vanguardista que en España jugaba con las metáforas y disfrutaba, hasta el amanecer, los fuegos artificiales de las tertulias literarias. El taciturno enamorado que, al regresar a su patria, intentaba decir con pudor criollo lo vasto de su pasión y el asombro ante un tiempo que se eternizaba en almacenes y tapias, patios y zaguanes-. El autor.