Miguel Hernández es un poeta que merece ser leído, conocido y comentado por todos aquellos que aman la literatura y que alguna vez han escuchado sus poemas-canciones en las voces de bardos reconocidos como Joan Báez o Joan Manuel Serrat. Su voz joven y profundamente auténtica nos sigue trayendo hasta nuestros días estos -vientos del pueblo... que me esparcen el corazón y me avientan la garganta-, porque el relámpago de su vida no se apagó en una cárcel de Alicante, ya que como él apuntó en uno de sus poemas -Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,/ pero me voy, desierto y sin arena:/ adiós, amor, adiós, hasta la muerte-.