Locas Mujeres, tanto de Lagar I como de Lagar II, es sobre todo un vivo y estremecedor retrato de esa lucha por la palabra que la Mistral emprendió. Poemas casi esculpidos, que de tan austeros se resquebrajan hasta sangrar por la herida. La Mistral establece un registro extremadamente personal y preciso que hace que su voz poética se instale y resplandezca, marcando así, con su verso honesto y certero, la cancha del juego poético
Del Valle de Elqui a Copenhagen, de profesora secundaria a Premio Nobel de Literatura en 1945. De Lucía Godoy Alcayaga a Gabriela Mistral, este genio verbal se fue imponiendo contra su entorno. Además de maestra y poeta, fue una diplomática sagaz y una defensora del humanismo y de los marginados.