En tiempos en que el poeta amplía su práctica hacia el cruce con otras artes y disciplinas, Alexis Figueroa se encamina hacia el texto en solitario, hacia el habitáculo donde solo se inscribe la palabra. Este es un poemario que atraviesa las rutas de un paisaje finisecular, de semblanzas postapocalípticas, que parecen converger en un solo lugar: el fin de nuestra civilización. Así, este libro traza un viaje en el tiempo que escudriña en la ciudad y la cultura, en el autor y el lector. Se trata, a fin de cuentas, de un intento por conocer, crear y afirmar la capacidad del poema por ser testimonio de sí mismo, aun cuando todo pareciera conspirar por su disolución.