La confianza es un acto de arrojo que se sostiene en la buena fe del otro. Sin ella, resulta muy difícil imaginar una relación sana… así, en la vida se van entretejiendo redes de pensamientos, emociones y creencias conformes con nuestras experiencias. Su intensidad, su profundidad y su duración en el tiempo marcarán la fortaleza y el sentido en la dinámica de ese vínculo. El ser humano y el caballo han compartido buena parte de su existencia. Y como cada cosa, con el tiempo se transforma. En la actualidad, estamos descubriendo modos diferentes de relacionarnos. Las terapias y las actividades con caballos son muestra de ello, pero también dejan expuesto no solo el bienestar de sus técnicas, sino que aún nos queda mucho por descubrir en esta interacción que, necesariamente, tiene como esencia el amor, el vínculo y la armonía. Por ello, es una responsabilidad ineludible contar con una formación profesional para cualquier práctica que pretenda trabajar con la salud de las personas, y también con idoneidad y experiencia con los caballos para procurar el bienestar y la seguridad de las tareas que realizamos. Te desafío a no esperar a ver lo que el caballo refleja de ti, sino a cuestionarte qué es lo que tu reflejas de ti mismo.