Hay tres principios que podrán aspirar a valer como fundamento de legitimidad del Estado liberal: la legalidad, la tutela de los derechos humanos y la soberanía del pueblo. En este libro se sostiene que el principio de soberanía del pueblo constituye el más fundante, vigente y coherente eje de legitimidad del Estado democrático constitucional. Este es un libro desmitificador al plantear el problema de la concepción vigente del constitucionalismo, pues aborda la cuestión clave de la doble falsificación de la legitimidad y del sentido de la legalidad como si se tratase de cosas cualitativamente distintas y el poder político fuese ajeno a la ley natural.