La diversidad cultural presente en la sociedad occidental actual es un hecho que conlleva manifestaciones de índole social, económica, jurídica, etc. La inclusión de culturas, etnias y religiones distintas de aquellas que tradicionalmente se han aposentado en Europa ha desvelado un debate todavía no clausurado que plantea cuestiones. En España, como en muchos otros países europeos, carecemos de un tratamiento jurídico homogéneo en el ámbito de la mediación intercultural, lo que está generando, lógicamente, problemas derivados de la falta de profesionalización, acreditación y reconocimiento de este sector.