La obra explora el territorio de la popularización de la ciencia y la tecnología como una práctica educativa. El trabajo plantea que la popularización está feminizada en dos sentidos. Por una parte muestra cómo la participación de mujeres como popularizadoras de ciencia y tecnología es un síntoma del papel subordinado que ha sido asignado a estas prácticas educativas en relación con una producción de conocimiento científico de características androcéntricas. Por otra parte, la obra se pregunta por los mecanismos de resistencia, oposición y transgresión que habitan las experiencias de vida de mujeres popularizadoras que se tejen como respuesta a la subordinación de sus apuestas educativas.