A pesar de que los manuales de conducta y los tratados de los moralistas de la época marcaban un comportamiento -arreglado- por parte de las esposas que les exigía sujeción y obediencia a sus maridos, en el tránsito del siglo XVIII al XIX en la Nueva Granada llegaron a los tribunales varios casos de mujeres que, cansadas de los maltratos de sus cónyuges o en medio de triángulos amorosos, decidieron acabar con la vida de sus compañeros. Este libro rescata las voces de las -conyugicidas- y ahonda en sus motivos, mientras presenta las coacciones y autocoacciones que motivaron el tránsito de víctima a criminal.