Este libro hace un llamado a humanizar los procesos económicos para establecer políticas sociales como parte estructural de la política económica y superar los tradicionales postulados de política social residual. Se propone que la economía ética debe entenderse como responsabilidad social empresarial y como la conducta transparente en la acumulación con equidad, de manera que dicha comprensión permita instituir la economía como una ciencia moral.