Esta Constitución, como tantas otras Cartas provinciales, -matizó la independencia absoluta y sometió al Estado libre e independiente de Cartagena a la condición de que si llegara nuevamente Fernando VII al trono, ellos volverían en otras condiciones a sus manos-. Hace alusión también a las ideas libertarias que iluminaban ese momento de la historia, combinadas con los aires de Ilustración que soplaron en el Nuevo Mundo y que poco a poco se consolidarían frente al desmoronamiento del imperio español en las provincias de Ultramar, por cuenta de la misma España.