Esta obra tiene el olor y sabor de una fruta bien asonada y madura. Es un trabajo fruto de la experiencia, de la imaginación creadora, del trabajo pedagógico bien diseñado. Pero no es un ensayo pedagógico de recuerdos y experiencias vividas por la aurora, es ante todo una propuesta ilusionada e ilusionante de leer el mundo que nos toca vivir, sea en Colombia o en cualquier parte del planeta Tierra. Ella lo hace con clarividencia e intuición desde una plataforma intelectual que no tiene otro nombre que el del humanismo cristiano.