Preocupado por el descrédito de la filosofía de la sociedad moderna y convencido de la importancia de que recuperase su voz en la esfera pública --interesada en la configuración de una sociedad pluralista y tolerante en perspectiva cosmopolita--, David Hume dedicó su vida a un proyecto crítico y constructivo: la concepción de la -verdadera filosofía-, capaz de combatir la falsa filosofía, en su época aliada con la superstición. Este libro articula el giro decisivo que da Hume en la concepción y práctica de la filosofía a partir de tres metáforas: la conquista de la capital; el anatomista y el pintor; y el viaje escéptico.